Bienvenidos a La Encrucijada


La Encrucijada



martes, 18 de enero de 2011

Series del Ego

Ego
En cierta oportunidad Piero, un estudiante bastante peculiar, me disparó una pregunta tan importante para algunos de nosotros, que no sé bien si él mismo estaba al tanto del tenor de su pregunta. En mi opinión, esta es una pregunta tan importante que estaría a la altura de otras como ¿quién soy? ¿qué hago aquí? ¿hacia dónde voy?
Me dejó perplejo pues no es una pregunta que haga un adolescente que sigue los giros de la moda. El interés de un joven no se dirige hacia algo como esto. No porque no puedan pensar en ello, sino porque la demanda es otra.
Como sea, Piero se acercó a mí en clase y con su acostumbrado tono profundo de barítono y su manera juguetona me dijo:
-¿Qué es el ego?
En el momento busqué cómo poner de manera gráfica y sencilla el que, también para algunos de nosotros, representa uno de los mayores conflictos de la humanidad.
Respondí que el ego es aquel arbusto que no nos deja ver más allá en nuestra perspectiva. Un objeto que tienes frente a ti, con el que ya estás tan familiarizado que ya no lo notas aunque te obstaculiza la visión. Es el estorbo al que le damos al final una importancia desmedida como para ya no darnos cuenta que desde el principio nos impide ver algo que está ahí.
No obstante, para poder profundizar en el tema de manera real, tendríamos que                        d e s a p r e n d e r  todo lo que la civilización nos ha enseñado al respecto del tema. La civilización no tiene tiempo ni interés para preguntas trascendentes y revoluciones interiores. 
De alguna manera pareciera haber una tendencia enfermiza que se  apodera de nosotros y nos hace actuar de manera obsesiva. Esta obsesión es el énfasis desmesurado sobre nosotros mismos.
Esta obsesión sobre nosotros mismos (que ahora parece tan normal) no tendría que estar presente porque distorsiona el funcionamiento eficaz de nuestras vidas.
Como resultado de esta interferencia, se crea un desequilibrio. En lugar de usar nuestra energía para vivir de manera eficaz y profundizar en la vida, estamos usando la misma energía para usar en la defensa del ser. Nos hemos convertido en grandes bocas que gritamos yo-yo-yo. Pedimos enormes cantidades de alimento como si fuéramos sanguijuelas cuya meta requiere cantidades increíbles de energía. Toda nuestra energía, entonces, se vuelca en la defensa del ser. De la noche a la mañana nos ocupamos con nosotros mismos y, consciente o inconscientemente nos movemos en esa corriente
De este modo, nuestra mente está tan terriblemente condicionada que casi todos creemos que es imposible que haya una transformación de nuestras vidas.
Precisamente el ego no es otra cosa que una imagen personal creada por las exigencias sociales en la interacción humana. Y el problema es que nos damos tanta importancia personal, que la obsesión por nosotros mismos nos quita tanta energía que nos deja secos al final. Sin energía no podemos hacer mayor cosa. Nuestro interés está en la presentación que hacemos ante los demás. Esto incluye, el caer bien, preocuparnos si nos ponen o no atención, si nos quieren, si no somos rechazados, si no somos tomados por locos, si valems algo ante los demás; si alguien nos ve y nos hace caso.
Toda nuestra vida nos dedicamos a seguir una historia personal que tiene que emparejarse todo el tiempo hacia ser lo mismo siempre, sin oportunidad al cambio.
El ego, la imagen personal se vuelve un empuje que hacemos todo el tiempo. Tratamos de empujar hacia la misma dirección todo el tiempo. Nos matamos para mantener y sostener esta imagen personal.
En cuanto nos hacemos un nicho (un lugar, un espacio, una interacción, etc.) ante los demás, ganamos importancia personal, ganamos adaptación, ganamos aprobación, ganamos ubicación. Puesto que esto fue efectivo, seguimos usando el mecanismo y la misma estrategia para ganar más de lo mismo.
A través de esta interacción, nos construimos una historia personal que nos acompaña por toda la vida. Y que nos negamos a soltar o dejarla ir.
El ego no nos deja cambiar, nos roba nuestra energía y nos aparta de lo desconocido, es decir nos quita libertad.

Ciao.

viernes, 7 de enero de 2011

Pasen el aviso

Hola de nuevo, como lo hacen los niños con juguete nuevo que quiere usarlo 24/7, aquí estamos de nuevo.

Esta vez para agradecerte Stef, que te unieras al blog.

De la misma forma les pido a aquellos que ya están como miembros, a que inviten a todos los que faltan.

Pero no solo para unirnos.

La colaboración es también para que escriban sus memorias como tema principal. Sus amigos el primer año que estuvieron ahí, en qué les fue mal o bien. Etc.

Au revoir.

La Tendencia Personal


Old blind man: Close your eyes. Tell me, what do you hear?
Young man: I hear the water. I hear the birds.
Old blind man: Can you hear your own heartbeat?
Young man: No.
Old blind man: Do you hear the grasshopper which is at your feet?
The boy looks down to find a grasshopper near his feet.
Young man: Old man, how is it that you hear these things?
Old blind man: Young man, how is it that you do not?
 ------0-----0-----0-----0-----0------0------0-----0------0 -----0-----0-----0-----0-----0-------
Quiero pedir un favor especial de comprensión a la comunidad de este sitio respecto al contenido del blog de parte mía. La mayoría de veces tal vez me ponga pesado hablando ciertas sandeces, pero cada quien tiene su tendencia. Mi abuelo, que era un personaje peculiar, me llamaba ancla debido a esa tendencia. Cuando me cansé de su mania en ponerme motes, fui con él, lo encaré y le pregunté a qué se refería.
-Tienes una incredible necedad para ponerte pesado – me contestó.
Por un tiempo me sentí desconcertado. No trataba de hacerlo a propósito para mortificar a nadie. Al tanto de mi desconcierto, me llamó y me dijo que no me diera de topes contra la columna.
-¿Qué columna? – le pregunté sin saber a qué se refería puesto que en ese momento yo observaba a un regimiento de hormigas de gran talla arrastrar presas hasta su tronera frente a la casa.
-Cuando te hago notar algo, en este caso que eres un ancla, para ti representa un estorbo con el que te vas a dar de topes como un cabro. No sabes cómo retirar ese estorbo. Que seas como un ancla no significa que eres pesado nada más.
-Un ancla es soberanamente pesada – le hice notar.
-Sí. Por eso es que siempre busca ir hacia abajo – me dijo el viejo con una mirada cándida.
Lo vi con más confusion que nunca.
-Lo que te hace pesado y molesto es esa búsqueda de la profundidad de las cosas.  

Abur.

jueves, 6 de enero de 2011

Ya regresamos

We are back god damn it!

Sorry que no podía agradecer a los que ya se unieron, Kevin y Jessika, pero es que estaba ( y tuavía) padeciendo perturbaciones en la fuerza y sufriendo problemas técnicos.

Pero ya estamos de vuelta.
Primero porque estamos en contacto después de un gran chorro de tiempo (ya huelen a cédula o DPI) y en segunda instancia porque no podía acceder a internecs por nada del mundo.
Después de solucionar los inconvenientes, aquí tamos para lo que se les antoje, siempre con dos dedos de frente ¿cierto?
Me explico.
La idea del blog es rescatar eventos, no egos. Nada de "yo hice y yo dije y yo era el mejor y nosotros somos la mera..." porque sí los somos pero eso ya lo sabemos, es tarea de cada uno demostrar lo brillantes, bellos o inteligentes. Pero en lugar de ser creativo u originales, nos dedicamos como charlatanes a vender un producto de muy poca calidad la mayoría de las veces, sin nada con que apoyarlo.

Así pues que no necesitamos que nos aplaudan. Nada de heroismos y nada de yo-yo-yo-yo. En lo personal estoy harto de oírme a mí mismo y al resto de los seres humanos, hablar de sí mismos terca y obsesivamente dejando de lado Lo Desconocido.

El ser humano no puede, repito, no puede dejar de lado lo desconocido, es decir el misterio. Cualquier cosa podemos hacer a un lado en la vida, pero no el misterio.
Los seres humanos tenemos el misterio de lo desconocido colgado del cuello, frente a nuestras narices y no lo sabemos o no nos interesa. No nos dedicamos a nada bueno. Giramos como caballos con anteojeras amarrados a un pposte.

Así que de un lado tenemos la pinche vida cotidiana de compras y facebook y del otro lado...el misterio de nuestras vidas, es decir lo desconocido de nosotros mismos.
Señores y señoras, chicos y chicas, estamos ante La Encrucijada: o nos hacemos pendejos o salimos del "humanero" en donde nos hemos metido, así de sencillo. Se necesita la misma energía para ambas cosas. Se trata de decidir, tan solo eso. Pero ahí es donde está el detalle.
O seguimos de frente haciendo de nuestras vidas la bazofia en la que la hemos convertido o salimos del basurero. La opción la hemos tenido siempre bajo nuestras narices. La Encrucijada...

Saludos a todos.

P.D. Ya luego les explico que significo por El Humanero.

lunes, 3 de enero de 2011

Bienvenidos a La Encrucijada

Como en ocasiones anteriores, la presencia de algo tan insustancial como una insinuación interna me indicó escribirle algo en comentarios a Jessica. Ella respondió a mi comentario y nos conectamos para conversar de manera electrónica. Mi intención era recapitular (pronto discutiremos lo que significo por recapitular) con la ayuda de ella.
Pero creo que la inercia de esta acción movilizó todo lo demás; pronto estaba escribiéndole a Abby Reyes y se dio inicio la idea de tener un blog para poder transcribir las acciones que fueron y sirvieron como marco para nuestra amistad.
En el caso de nuestra amistad, un hilo casi imperceptible de eventos curiosos definió nuestra interacción con ese grupo al que pertenecieron ambas, Abby y Jessica.
Lo había relegado un poco, pero hoy 3 de enero del 2011, recibí otro correo de Abby y decidí  crear el blog. Escogí el nombre de La Encrucijada por razones muy personales, pero con el tiempo sé que dejarán de ser personales y se convertirán en algo más que eso.
Para quienes nos quieran ayudar a recapturar esas vivencias y lo que las originó, sería una irrepetible oportunidad para aclarar la insustancialidad de algo que he dado en llamar el hilo conductor de nuestras vidas. El hilo que nos puso en contacto a unos con otros.
Hasta que volvamos a compartir un poco más de todos los eventos curiosos de nuestras vidas.

Abur

Ariel Vega